sábado, 29 de mayo de 2010

QUINTO SEMINARIO: "El Educador Social y Trabajador Social en el centro penitenciario de Alhaurín de la Torre"

Volviendo a los seminarios, éste me pareció muy interesante, fue impartido por una alumna de 4º de nuestra propia diplomatura conjunta, Silvia Siria López, a la que particularmente doy las gracias por tener la amabilidad de contarnos su experiencia y conocimiento sobre el tema de los centros penitenciarios.

Tomando como referencia el proyecto que realizó el curso pasado, se pretendió dar a conocer el papel de los Educadores Sociales y Trabajadores Sociales en los centros penitenciarios , concretamente el de Alahurín de la Torre.

Este centro tiene una población reclusa de 2082 internos de los que 121 son mujeres. Entre los internos hay preventivos es decir los que aún el juez no ha dictado sentencia y los que cumplen la condena por haber sido sentenciados. El centro cuenta con tres módulos: uno destinado a terroristas , otro para condenados y un tercero para los reclusos que están en régimen de libertad vigilada.

El número de Educadores Sociales que trabajan el Centro asciende a 16 , pero lo que en realidad me sorprendió notablemente al igual que al resto del grupo es que según la ponente nos manifestó de esta plantilla en realidad no había personas realmente titulados en Educación Social , realizando esta función desde licenciados en Derecho hasta Historiadores. La indignación llegó hasta tal punto que se acordó enviar un correo al Colegio Oficial de Educadores Sociales. Esta falta de formación lógicamente se refleja sin duda en la actitud de estas personas como por ejemplo en el hecho de que no se apueste por una reinserción a través de la reeducación de los internos. Considero realmente que la figura del Educador Social carece de identidad e igualmente que somos los Educadores Sociales los que deben reivindicar el dotar a esta figura de la identidad necesaria para el desempeño de nuestras funciones y para lo que somos preparados a lo largo de la carrera.

Las competencias del Educador Social se limitan a hacer entrevistas al interno , una vez que ingresa decidir a qué módulo va a ir, tiene un contacto directo con el recluso, lo orienta y realiza las gestiones burocráticas oportunas y dinamización pero manifiestan la falta de motivación de los internos, cuestión lógica y que es ahí entre otros aspectos donde se debe fundamentar el trabajo del Educador Social , el bajo nivel cultural y educativo así como la excesiva ratio educador/recluso , falta de medios y espacios ,reeducación y reinserción irreales. En mi opinión creo que independientemente de que parte de estas quejas sean reales ya que toda la sociedad sabe la masificación existente en los centros penitenciarios y la falta de recursos que padecen pero considero que este problema se agudiza aun más con la falta de formación de estos profesionales e incluso me atravería a decir que no todos tendrán la suficiente vocación , pues estudiar una carrera de derecho para estar de educador en una cárcel no parece muy……, posiblemente la vida o el deseo de tener un trabajo le haya llevado hasta allí, pero me cuestiono ¿le influye esto en el ejercicio de su función ¿Sabe utilizar las técnicas y estrategias necesarias en cada caso y ha desarrollado las competencias necesarias para el ejercicio?. La cuestión es realmente complicada , pero si partimos de la base de que existe un Titulo Universitario “DIPLOMADO EN EDUCACIÓN SOCIAL” y que estando desempleados titulados realizan este trabajo otras especialidades….. ¿qué hace un diplomado en Relaciones Laborales, licenciado en derecho etc de Educador Social?; siendo el propio sistema el que establece los requisitos para acceder a esos puestos de trabajo ¿cómo permiten el acceso a titulados universitarios que carecen de formación para el desempeño como Educador Social?. Considero tristemente que en la práctica ni el propio sistema apuesta realmente por la reinserción, pues de ser así se vería incluso dentro de la falta de recursos otro tipo de actuaciones.

En cuanto a los Trabajadores Sociales cuentan con 10 empleados , sus funciones son diversas entre ellas trabajos burocráticos, atención a los internos y contacto con sus familias pero siempre dentro del Centro no existiendo intervención alguna con las familias de orden externo al mismo. La comunicación entre el recluso y el Trabajador Social se realiza de manera distante quizás por motivos de seguridad . Los problemas que manifiesta el colectivo son diversos y cabe destacar la ratio Trabajador Social/ interno, falta de espacio para el desarrollo de su intervención, falta de motivación pues consideran que su trabajo no es útil dado el excesivo número de reclusos que tienen que atender y en cuanto a los trabajos en beneficio de la comunidad consideran que no es necesario que se desarrollen y gestionen desde la cárcel.

A las conclusiones que se llegó es que realmente no existe un reconocimiento de la función del Educador Social ,es necesario reivindicar nuestro espacio como tales y la identidad merecida así como apostar por una formación específica para desempeñar estos puestos.

Finalizada la exposición del seminario personalmente siento una vez más que como Educadores Sociales que algún día seremos tenemos el gran reto pendiente de trabajar duro para que fuera de nuestra Universidad es decir la sociedad nos considere como el colectivo preparado para realizar el trabajo relacionado con la Educación Social, al igual que para ejercer la abogacía solo puede acceder un licenciado en Derecho. Trabajando por ello prefiero pensar que algún día lo conseguiremos.

La exposición me ha parecido amena especialmente porque no solo han sido contenidos teóricos sino la invitación al debate que se ha producido aunque hubiese sido necesario más tiempo para debatir el tema en cuestión pues lo considero de gran interés para nosotros. También me ha parecido muy interesante que sea una chica de una generación posterior a la nuestra, quien nos haya impartido el seminario, pues además nos ha podido contar sobre su experiencia este año de prácticas y hemos contado con una perspectiva más cercana a la nuestra propia.

Para finalizar, afortunadamente terminada la exposición, Esther Prieto intervino comentándonos cuestiones relacionadas con nuestras futuras prácticas y no sé si intencionadamente o no pero consiguió darnos ánimo para seguir creyendo en nuestra preparación como educadores sociales y trasmitirnos la fuerza necesaria para que consigamos la identidad que en la actualidad no posee esta profesión.

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